Parafraseando la canción de Fangoria, "En otro mundo", pasé la Navidad pensando en impresiones, en trazados, en incrustar fotografías en un documento freehand y mirando de vez en cuando mi shinai (espada de bambú con la que se practica kendo) en un rincón de la pieza, sin ser tomado con la propiedad, la ceremonia y la disciplina que corresponde.
Para el caso, además fui a otro mundo a celebrar la Navidad. Uno de los hermanos de mi madre nos invitó a celebrar una cena navideña con ellos y con sus cuñados, y sus hijos, y los hijos de los hijos. La cosa es que había primos, no primos, relativos y adjuntos desde 25 años hacia abajo (yo la de 25....a mucha honra). Los más chicos tenían algo asi como 5 años, y estaban felices con unos computadores para niños, de esos Vtech, que les enseñan letras y números.
Y la cena fue exquisita, para otros, no para mí, porque el puré de manzanas con papas a la crema todavía me producen náuseas. Era lindo ver a toda gente reunida, a mi madre sentada al lado mío con cara de "yo no tengo idea qué hacemos acá, pero me como toda la comida", y yo pensando en la abuela, que si hubiera estado viva no habría querido ir a "esas lejuras" (mi tío vive en el Arrayán, Lo Barnechea, y yo vivo en San Bernardo, calcule usted...), que no hubiera querido que la vieran en silla de ruedas, que se hubiera molestado con sólo imaginar a la tía Marcela ahi diciendo "no te lo pueoh' creer.....gaiah!". Pero no estaba, y aunque quise decir algo en su honor al momento de iniciar la cena de Navidad, ya todos habían empezado a comer.
Esa noche de Navidad fue un buen resumen del cómo-hacer con una familia diversa, una cena abundante, una nana peruana que daba gracias a Dios por sus regalitos, y niños que gritaban por todo. Llegamos a casa temprano, mi madre recibió sus regalos, yo los míos, y después, a dormir simplemente. Y yo a conectarme a internet.
Ahora faltan pocos días para el Año Nuevo. Quiero salir a festejar de algún modo, pero el presupuesto y la lejanía no hacen mucho por ayudarme. La verdad es que tengo que concientizarme con el discurso de diseño que tengo que enarbolar gallardamente ante la comisión de título, y sigo preparando archivos, presentaciones....todo eso. No tengo cabeza para festejos.
Porque, como dije de nuevo, estoy en otro mundo, físicamente, mentalmente, oníricamente.
Y me cuesta volver al real.
Un blog con ilustraciones, gráfica en general, letras, peladas de cable, poesía, mucho de fantasía y una buena dosis de sarcasmo. Siéntase bienvenido.
jueves, diciembre 28, 2006
lunes, diciembre 11, 2006
En las mil paredes de la casa
Es un período de crisis en la casa. En cierta forma hemos estado mucho peor, en el sentido de que la salud nos hacía las finanzas imposibles, la abuela con su genio nos atormentaba a todos, y mi vieja sabe que, aunque ya esté muerta, siempre fue así.
La Navidad, el calor, los problemas de plata, partidas, llegadas, fechas límite y mis monos extraños y ¿globales-locales?, las ilustraciones que forjo cada día para poder argumentar con más fuerza que merezco ser titulada como diseñadora. O como dice Jota, disoñadora. Esa palabra promete más que muchas cosas, más que la independencia o más que un trabajo bien pagado.
Esta vez quería escribir un poco más acerca de cómo se perfilan las fiestas en la casa Contreras-Naturali, pero realmente no sé qué demonios vaya a pasar: mi madre habla de reservas de cenas navideñas, Elisa habla de estar en su casa del norte con los papás, como corresponde y yo hablo de intentar no pensar en la abuela, la ausente abuela que le quita el aliento a mi madre.
Habrá un vacío gigante para estas fiestas, no quepa duda. Y quisiera borrarlo de las paredes de la casa, pero es difícil.
La Navidad, el calor, los problemas de plata, partidas, llegadas, fechas límite y mis monos extraños y ¿globales-locales?, las ilustraciones que forjo cada día para poder argumentar con más fuerza que merezco ser titulada como diseñadora. O como dice Jota, disoñadora. Esa palabra promete más que muchas cosas, más que la independencia o más que un trabajo bien pagado.
Esta vez quería escribir un poco más acerca de cómo se perfilan las fiestas en la casa Contreras-Naturali, pero realmente no sé qué demonios vaya a pasar: mi madre habla de reservas de cenas navideñas, Elisa habla de estar en su casa del norte con los papás, como corresponde y yo hablo de intentar no pensar en la abuela, la ausente abuela que le quita el aliento a mi madre.
Habrá un vacío gigante para estas fiestas, no quepa duda. Y quisiera borrarlo de las paredes de la casa, pero es difícil.
sábado, noviembre 04, 2006
Whisper - just a second, please
Yo soy la que quiere todo
casi a cambio de nada.
Yo soy la que se siente fuera de época
aunque sabe bien que no es así.
Yo soy la que siente que está sola
cuando en verdad no lo está,
sólo por perderse en su propia mente.
Yo soy la hija no perfecta,
ausente y extraña,
carnívora, tatuada y poco real,
que no gusta del color rosado,
ni del modo correcto de hacer las cosas.
Yo soy la que peca de cursi y sensible,
de burda y extraña,
que quiere vestir corbata y camisa,
de impecable negro,
pero no quiere usar
ni collares ni faldas.
Yo soy, finalmente,
la que no quiere caer rendida
a pesar de saber que sólo soy yo
(desgraciadamente?)
quien puede levantar el vuelo.
Y sí, me trizo entre palabras duras.
Mi piel es la que se corroe con la ausencia.
Yo soy la que admite las faltas.
Y sólo yo soy la que susurra a oscuras.
casi a cambio de nada.
Yo soy la que se siente fuera de época
aunque sabe bien que no es así.
Yo soy la que siente que está sola
cuando en verdad no lo está,
sólo por perderse en su propia mente.
Yo soy la hija no perfecta,
ausente y extraña,
carnívora, tatuada y poco real,
que no gusta del color rosado,
ni del modo correcto de hacer las cosas.
Yo soy la que peca de cursi y sensible,
de burda y extraña,
que quiere vestir corbata y camisa,
de impecable negro,
pero no quiere usar
ni collares ni faldas.
Yo soy, finalmente,
la que no quiere caer rendida
a pesar de saber que sólo soy yo
(desgraciadamente?)
quien puede levantar el vuelo.
Y sí, me trizo entre palabras duras.
Mi piel es la que se corroe con la ausencia.
Yo soy la que admite las faltas.
Y sólo yo soy la que susurra a oscuras.
martes, julio 25, 2006
Letras perdidas *aviso de lírica en el camino*
Las sílabas revolotean coquetas
en rincones descoloridos.
Parece ayer
cuando la nostalgia me hizo escribir
versos rosados,
letras que me son ajenas ahora.
Ahora la ausencia irremediable,
el futuro incluso,
el simple aroma del suelo mojado
me traen toques de vidrio
de una sensación que no es más
que una ilusión
o un reflejo inverso.
Parece ayer
cuando corrí a perderme entre el pasto
y las hojas de árboles oscuros
para poder sumirme en sueños
e ideales que no abrigo hoy.
Hoy
las letras me dicen secretos
en lenguajes perdidos.
Son las letras extrañas,
las que se han quedado con forma
de cartas navideñas,
de notas al margen,
de sueños.
Los conceptos resbalan
de mi teclado,
sin detenerse.
en rincones descoloridos.
Parece ayer
cuando la nostalgia me hizo escribir
versos rosados,
letras que me son ajenas ahora.
Ahora la ausencia irremediable,
el futuro incluso,
el simple aroma del suelo mojado
me traen toques de vidrio
de una sensación que no es más
que una ilusión
o un reflejo inverso.
Parece ayer
cuando corrí a perderme entre el pasto
y las hojas de árboles oscuros
para poder sumirme en sueños
e ideales que no abrigo hoy.
Hoy
las letras me dicen secretos
en lenguajes perdidos.
Son las letras extrañas,
las que se han quedado con forma
de cartas navideñas,
de notas al margen,
de sueños.
Los conceptos resbalan
de mi teclado,
sin detenerse.
martes, julio 11, 2006
fierros verdes - ouch! -
Poco a poco aparecen estructuras verdes por la ciudad, en la Alameda, en calles aledañas, verdes, de piezas férreas, con una altura de acuerdo a los mentados buses del sistema Transantiago.
La verdad es que a los buses en sí no les veo gran inconveniente (exceptuando el que se echen a perder con muchísima más frecuencia que los antiguos buses amarillos, que los choferes frenan al estilo del Tagadá - y uno sale volando del mismo modo - y que no pasan nunca....nunca!) Sin embargo, de a poco la empresa se dio cuenta que no habían paraderos que le hicieran justicia a sus flamantes buses, y decidieron generar infraestructura digna para sus preciosos usuarios.
¿Y qué sale como solución?
Una estructura hostil, de formas agudas, picos extraños que no se explica uno qué tiene de estético, de funcional o siquiera de congruente con los buses o el entorno que le rodea. Alguien trabajó ahí, y no le puso amor al proyecto, parece.
El otro día iba yo comentando esto mismo con mi novia. Es curioso, por decirlo menos, que en una ciudad hostil por naturaleza, estresante, vayan y usen ángulos y líneas rectas, como si fueran formas geométricas hechas al azar. Las formas angulosas casi siempre llevan a un mensaje dinámico, pero frío, hostil, no humano. Eso me han dicho, al menos.
No soy diseñadora de espacios, ni industrial, ni mucho menos, pero así de buenas a primeras ¿realmente esas formas aportan o embellecen Santiago?
-_-
La verdad es que a los buses en sí no les veo gran inconveniente (exceptuando el que se echen a perder con muchísima más frecuencia que los antiguos buses amarillos, que los choferes frenan al estilo del Tagadá - y uno sale volando del mismo modo - y que no pasan nunca....nunca!) Sin embargo, de a poco la empresa se dio cuenta que no habían paraderos que le hicieran justicia a sus flamantes buses, y decidieron generar infraestructura digna para sus preciosos usuarios.
¿Y qué sale como solución?
Una estructura hostil, de formas agudas, picos extraños que no se explica uno qué tiene de estético, de funcional o siquiera de congruente con los buses o el entorno que le rodea. Alguien trabajó ahí, y no le puso amor al proyecto, parece.
El otro día iba yo comentando esto mismo con mi novia. Es curioso, por decirlo menos, que en una ciudad hostil por naturaleza, estresante, vayan y usen ángulos y líneas rectas, como si fueran formas geométricas hechas al azar. Las formas angulosas casi siempre llevan a un mensaje dinámico, pero frío, hostil, no humano. Eso me han dicho, al menos.
No soy diseñadora de espacios, ni industrial, ni mucho menos, pero así de buenas a primeras ¿realmente esas formas aportan o embellecen Santiago?
-_-
miércoles, junio 14, 2006
Escribir un comentario nunca fue tan raro!
Desde hace algunos meses estoy en el difícil y solitario camino de llevar a cabo el famoso proyecto de titulación que todo aspirante a profesional debe realizar. En la Universidad de Chile, y mejor dicho, en la carrera de Diseño, uno tiene que investigar acerca de algo en particular, luego pensar en un proyecto de diseño que involucre lo que ya investigó, y que realmente sea simple, brutal y amigable (palabras de don Guillermo Tejeda....je). O mejor dicho, que sea pertinente, trascendente, rentable, interesante. Y que además me guste a mí, como persona y diseñadora.
El proceso ha sido lento, lentíiiisimo. Tengo hace meses la carga mental de lograr avanzar un poco más en mi proyecto y recién ahora vengo a ver frutos más concretos, con más seguridad, a pesar de la cantidad de problemas (tragicómicos, sobrehumanos, hipertécnicos, inframonetarios) que he tenido durante este semestre y el pasado. Todo esto debiera terminar en enero del próximo año, con mi ceremonia de presentación de proyecto, la evaluación de la comisión, y sobretodo, un stress destacable. Estoy programada para estresarme desde el mes de julio, así como si fuera una promesa secreta. Veamos cuántos kilos pierdo.
Hace unas dos semanas mi profesor guía me pidió que escribiera un "comentario" acerca de mi enfoque de publicación, de la naturaleza del contenido, de todo eso. "Mira chiquilla, tienes que escribirme un comentario, mándalo por mail y ahí lo vemos....." Me quedé pensando, y me ha sido fácil establecer objetivos por cada capítulo del libro, tener claros los colores de la portada, cómo sería cada página, qué elementos necesito para hacer esas ilustraciones y conseguir los textos. Pero así comentar....comentar......
Hay algunos ejemplos clásicos: un comentarista de fútbol. Estos personajes mastican una y otra vez la formación de los 11 deportistas por lado, cómo la pelota entró en la malla gloriosa, qué ángulos son mejores para ver un fabuloso gol de España, y quién salió expulsado y porqué. Un comentarista de espectáculos habla de la trama de cierta obra, de su argumento, de los actores, la escenografía, el nivel de la presentación. Un comentarista menos conocido es el típico curita (rotativo, poco violento, sobre un fondo gráficamente sereno y en colores aceptables) que sale en el canal católico, hablando en tono monocromático-paternalista acerca de lo que pase cada día. En resumen, mastican un tema desde la cabeza a los pies.
Me toca hacer eso con mi propio proyecto de título, un tema que es casi tabú para mí misma y que me tiene de cabeza. No le veo cara de chicle, pero tampoco es como si no supiera de qué hablo.
Realmente, será como darle forma de palabras a todo lo que creo de lo que se ha transformado en el centro de mis ideas. No debiera costarme hacer una plana de comentarios.....supongo.
Y por cierto, esto también es un comentario, acerca de otro comentario. Vaya!
El proceso ha sido lento, lentíiiisimo. Tengo hace meses la carga mental de lograr avanzar un poco más en mi proyecto y recién ahora vengo a ver frutos más concretos, con más seguridad, a pesar de la cantidad de problemas (tragicómicos, sobrehumanos, hipertécnicos, inframonetarios) que he tenido durante este semestre y el pasado. Todo esto debiera terminar en enero del próximo año, con mi ceremonia de presentación de proyecto, la evaluación de la comisión, y sobretodo, un stress destacable. Estoy programada para estresarme desde el mes de julio, así como si fuera una promesa secreta. Veamos cuántos kilos pierdo.
Hace unas dos semanas mi profesor guía me pidió que escribiera un "comentario" acerca de mi enfoque de publicación, de la naturaleza del contenido, de todo eso. "Mira chiquilla, tienes que escribirme un comentario, mándalo por mail y ahí lo vemos....." Me quedé pensando, y me ha sido fácil establecer objetivos por cada capítulo del libro, tener claros los colores de la portada, cómo sería cada página, qué elementos necesito para hacer esas ilustraciones y conseguir los textos. Pero así comentar....comentar......
Hay algunos ejemplos clásicos: un comentarista de fútbol. Estos personajes mastican una y otra vez la formación de los 11 deportistas por lado, cómo la pelota entró en la malla gloriosa, qué ángulos son mejores para ver un fabuloso gol de España, y quién salió expulsado y porqué. Un comentarista de espectáculos habla de la trama de cierta obra, de su argumento, de los actores, la escenografía, el nivel de la presentación. Un comentarista menos conocido es el típico curita (rotativo, poco violento, sobre un fondo gráficamente sereno y en colores aceptables) que sale en el canal católico, hablando en tono monocromático-paternalista acerca de lo que pase cada día. En resumen, mastican un tema desde la cabeza a los pies.
Me toca hacer eso con mi propio proyecto de título, un tema que es casi tabú para mí misma y que me tiene de cabeza. No le veo cara de chicle, pero tampoco es como si no supiera de qué hablo.
Realmente, será como darle forma de palabras a todo lo que creo de lo que se ha transformado en el centro de mis ideas. No debiera costarme hacer una plana de comentarios.....supongo.
Y por cierto, esto también es un comentario, acerca de otro comentario. Vaya!
lunes, junio 12, 2006
Vivir y morir en Chile
Hace muy poco sufrí la pérdida de alguien muy especial en mi vida, de esas personas con las que uno puede llevarse o muy bien, o definitivamente mal. Nunca tuvimos una relación de lo más fluída, especialmente por la diferencia generacional, pero más que nada es que mi abuela siempre tuvo un carácter de lo más especial. Y como yo no lo hago nada mal, el resultado fue simplemente desastroso.
Mi abuela vivía conmigo y con mi madre, y año tras año se fue desgastando, se fue poniendo más intolerable, más difícil, aunque muy lúcida. Demasiado lúcida. Me enseñó muchas palabras complicadas y viejas, de las cuales ahora hago especial gala (conocerlas es algo muy raro, eso lo sé). Me sé al menos cinco historias de la época de los años ''30 y 40 que ella contaba con mucho entusiasmo, tengo anécdotas respecto a mi sexualidad que son dignas del chiste más cruel, y miles de escenas de peleas, lágrimas, conversaciones pendientes, miradas de enojo y cariños torpes pero sinceros. Me dejó recetas de comida y secretos de cuidado personal transmitidas oralmente, cosa que ahora recuerdo con más intensidad.....fue tanto, y tan mal que nos llevábamos.
En fin, el día miércoles pasado mi abuela decidió partir desde una sala de hospital cercana a mi casa. Llamaron temprano a mi mamá, que reaccionó en una forma que nunca he visto antes, lo que significa tener que intentar hacerla volver, como sea. Mi propio dolor pasó a un enésimo plano, pero me molestaba en la garganta, y en los ojos, con los que veía a mi mamá sumida en gritos, temblores, llanto, palabras sin sentido, todo junto. Esa mañana tuve que lidiar con trámites de entierro, ponerle un cojín debajo de la cabeza a mi inerte abuela, sentir el aroma de la limpieza que le hicieron, sentir su piel fría, cerrar mejor sus ojos. Nunca se me va a olvidar, de eso estoy segura. Morir en Chile demanda una acción veloz, tener todo planificado, ser frío y tener algún tipo de compañía al lado. Mi madre me tenía a mí, a mi prima y a una tía. Mis tíos hacían demostraciones de su miedo a la muerte.......huyendo a otras labores menos lúgubres.
Las exequias finalmente fueron muy sobrias, minimalistas, de lo más quitadas de bulla. Mi mamá no tenía capacidad para sonreír, su madre y tesoro se había ido, y no había camino de vuelta. Yo recibí y abracé a muchas personas, sonriendo en forma bien extraña, con gestos prefabricados, agradeciendo, pensando en miles de otras cosas. Ofrecía cafés, dulces, chicles, lo que fuera para evitar que nadie muriera de frío en la catedral de San Bernardo. Era como una seudo organizadora, vestida de negro, con mi novia al lado, preguntándome quiénes eran todas personas. Lo más chistoso es que ni yo misma lo sabía.....ni las recordaba siquiera.
Un tío mío pidió un aplauso al hacer bajar la urna en la bóveda donde está también mi padre. Mi madre leyó un rezo de San Francisco, el otro hijo se quedó callado, sin decir nada. Yo sentí terror de mirar hacia dentro de la tumba y ver la profundidad, la humedad, la oscuridad.....mi rostro no fue disimulado, y Elisa atinó a tomarme de la mano, viendo mi miedo. Fue tan triste. Yo no dije nada, pero se me escaparon las lágrimas, sin poder hacer mucho por combatirlas. No era posible.
La gente que estaba allí miraba cómo todo terminaba, y cada cual después buscó el camino de vuelta a casa, con paso lento. Mi abuela se quedó ahí enterrada, junto a mi padre, a quien detestaba profundamente...vaya cosa!
Vivir y morir en Chile exige cánones de tino, de acción veloz, de eficiencia, de ciertas reglas que deben guardarse, como por ejemplo, que una "dama" jamás carga un ataúd. Morir en Chile exige cierta cantidad de educación, de modales, de sonrisas que casi no existen, pero surgen de todos modos. Con mi abuela lo logré, como casi lo logré con mi padre. Lástima que soy de efecto retardado, y en detalles muy escondidos y traicioneros voy dándome cuenta de la ausencia, de los recuerdos, de la importancia....y lloro.
Es obvio, no?
Mi abuela vivía conmigo y con mi madre, y año tras año se fue desgastando, se fue poniendo más intolerable, más difícil, aunque muy lúcida. Demasiado lúcida. Me enseñó muchas palabras complicadas y viejas, de las cuales ahora hago especial gala (conocerlas es algo muy raro, eso lo sé). Me sé al menos cinco historias de la época de los años ''30 y 40 que ella contaba con mucho entusiasmo, tengo anécdotas respecto a mi sexualidad que son dignas del chiste más cruel, y miles de escenas de peleas, lágrimas, conversaciones pendientes, miradas de enojo y cariños torpes pero sinceros. Me dejó recetas de comida y secretos de cuidado personal transmitidas oralmente, cosa que ahora recuerdo con más intensidad.....fue tanto, y tan mal que nos llevábamos.
En fin, el día miércoles pasado mi abuela decidió partir desde una sala de hospital cercana a mi casa. Llamaron temprano a mi mamá, que reaccionó en una forma que nunca he visto antes, lo que significa tener que intentar hacerla volver, como sea. Mi propio dolor pasó a un enésimo plano, pero me molestaba en la garganta, y en los ojos, con los que veía a mi mamá sumida en gritos, temblores, llanto, palabras sin sentido, todo junto. Esa mañana tuve que lidiar con trámites de entierro, ponerle un cojín debajo de la cabeza a mi inerte abuela, sentir el aroma de la limpieza que le hicieron, sentir su piel fría, cerrar mejor sus ojos. Nunca se me va a olvidar, de eso estoy segura. Morir en Chile demanda una acción veloz, tener todo planificado, ser frío y tener algún tipo de compañía al lado. Mi madre me tenía a mí, a mi prima y a una tía. Mis tíos hacían demostraciones de su miedo a la muerte.......huyendo a otras labores menos lúgubres.
Las exequias finalmente fueron muy sobrias, minimalistas, de lo más quitadas de bulla. Mi mamá no tenía capacidad para sonreír, su madre y tesoro se había ido, y no había camino de vuelta. Yo recibí y abracé a muchas personas, sonriendo en forma bien extraña, con gestos prefabricados, agradeciendo, pensando en miles de otras cosas. Ofrecía cafés, dulces, chicles, lo que fuera para evitar que nadie muriera de frío en la catedral de San Bernardo. Era como una seudo organizadora, vestida de negro, con mi novia al lado, preguntándome quiénes eran todas personas. Lo más chistoso es que ni yo misma lo sabía.....ni las recordaba siquiera.
Un tío mío pidió un aplauso al hacer bajar la urna en la bóveda donde está también mi padre. Mi madre leyó un rezo de San Francisco, el otro hijo se quedó callado, sin decir nada. Yo sentí terror de mirar hacia dentro de la tumba y ver la profundidad, la humedad, la oscuridad.....mi rostro no fue disimulado, y Elisa atinó a tomarme de la mano, viendo mi miedo. Fue tan triste. Yo no dije nada, pero se me escaparon las lágrimas, sin poder hacer mucho por combatirlas. No era posible.
La gente que estaba allí miraba cómo todo terminaba, y cada cual después buscó el camino de vuelta a casa, con paso lento. Mi abuela se quedó ahí enterrada, junto a mi padre, a quien detestaba profundamente...vaya cosa!
Vivir y morir en Chile exige cánones de tino, de acción veloz, de eficiencia, de ciertas reglas que deben guardarse, como por ejemplo, que una "dama" jamás carga un ataúd. Morir en Chile exige cierta cantidad de educación, de modales, de sonrisas que casi no existen, pero surgen de todos modos. Con mi abuela lo logré, como casi lo logré con mi padre. Lástima que soy de efecto retardado, y en detalles muy escondidos y traicioneros voy dándome cuenta de la ausencia, de los recuerdos, de la importancia....y lloro.
Es obvio, no?
martes, junio 06, 2006
Y yo que iba a ir a Mendoza....
La verdad es que yo ya tenía una especie de Blog. Es uno que está en Livejournal, bajo un alias japonésido. Da lo mismo, esto es para ser aún más libre, de algún modo. Definiré como libre el hecho que pretendo darle un enfoque más maduro y crítico a este sector, sea cual sea la consecuencia. Puede que no tenga ningún enfoque claro al final, pero de eso se trata: de formas libres de pensar y escribir. Tengo que actualizar mi perfil, así que por ahora les digo a mis tíos, primos, parientes, todos aquellos que llevan mi mismo apellido (Naturali, del italiano "Hijo Natural"...o sea, es el apellido por defecto que podía tener un italiano....plop....) que lo he tomado para volverlo más amplio, más grande, más lo que sea, ya saben. El apellido es algo medio lindo, casi chistoso para explicarlo ("Como Natural pero con una 'i' con puntito..."), mi padre me dijo una vez que significaba "amantes de la naturaleza", lo que es una hermosa pero gran falacia. Bienvenidos. No creo que nadie lo esté leyendo, pero de todos modos, acá esta mi blog. Nos vemos.
P.S.: el título es porque se suponía que iba a viajar a Mendoza en pos de algún libro maravilloso, pero el paso por la cordillera está cerrado. Sería todo, damas y caballeros.
P.S.: el título es porque se suponía que iba a viajar a Mendoza en pos de algún libro maravilloso, pero el paso por la cordillera está cerrado. Sería todo, damas y caballeros.
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