Parafraseando la canción de Fangoria, "En otro mundo", pasé la Navidad pensando en impresiones, en trazados, en incrustar fotografías en un documento freehand y mirando de vez en cuando mi shinai (espada de bambú con la que se practica kendo) en un rincón de la pieza, sin ser tomado con la propiedad, la ceremonia y la disciplina que corresponde.
Para el caso, además fui a otro mundo a celebrar la Navidad. Uno de los hermanos de mi madre nos invitó a celebrar una cena navideña con ellos y con sus cuñados, y sus hijos, y los hijos de los hijos. La cosa es que había primos, no primos, relativos y adjuntos desde 25 años hacia abajo (yo la de 25....a mucha honra). Los más chicos tenían algo asi como 5 años, y estaban felices con unos computadores para niños, de esos Vtech, que les enseñan letras y números.
Y la cena fue exquisita, para otros, no para mí, porque el puré de manzanas con papas a la crema todavía me producen náuseas. Era lindo ver a toda gente reunida, a mi madre sentada al lado mío con cara de "yo no tengo idea qué hacemos acá, pero me como toda la comida", y yo pensando en la abuela, que si hubiera estado viva no habría querido ir a "esas lejuras" (mi tío vive en el Arrayán, Lo Barnechea, y yo vivo en San Bernardo, calcule usted...), que no hubiera querido que la vieran en silla de ruedas, que se hubiera molestado con sólo imaginar a la tía Marcela ahi diciendo "no te lo pueoh' creer.....gaiah!". Pero no estaba, y aunque quise decir algo en su honor al momento de iniciar la cena de Navidad, ya todos habían empezado a comer.
Esa noche de Navidad fue un buen resumen del cómo-hacer con una familia diversa, una cena abundante, una nana peruana que daba gracias a Dios por sus regalitos, y niños que gritaban por todo. Llegamos a casa temprano, mi madre recibió sus regalos, yo los míos, y después, a dormir simplemente. Y yo a conectarme a internet.
Ahora faltan pocos días para el Año Nuevo. Quiero salir a festejar de algún modo, pero el presupuesto y la lejanía no hacen mucho por ayudarme. La verdad es que tengo que concientizarme con el discurso de diseño que tengo que enarbolar gallardamente ante la comisión de título, y sigo preparando archivos, presentaciones....todo eso. No tengo cabeza para festejos.
Porque, como dije de nuevo, estoy en otro mundo, físicamente, mentalmente, oníricamente.
Y me cuesta volver al real.
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