martes, julio 25, 2006

Letras perdidas *aviso de lírica en el camino*

Las sílabas revolotean coquetas
en rincones descoloridos.

Parece ayer
cuando la nostalgia me hizo escribir
versos rosados,
letras que me son ajenas ahora.

Ahora la ausencia irremediable,
el futuro incluso,
el simple aroma del suelo mojado
me traen toques de vidrio
de una sensación que no es más
que una ilusión
o un reflejo inverso.

Parece ayer
cuando corrí a perderme entre el pasto
y las hojas de árboles oscuros
para poder sumirme en sueños
e ideales que no abrigo hoy.

Hoy
las letras me dicen secretos
en lenguajes perdidos.
Son las letras extrañas,
las que se han quedado con forma
de cartas navideñas,
de notas al margen,
de sueños.


Los conceptos resbalan
de mi teclado,
sin detenerse.

martes, julio 11, 2006

fierros verdes - ouch! -

Poco a poco aparecen estructuras verdes por la ciudad, en la Alameda, en calles aledañas, verdes, de piezas férreas, con una altura de acuerdo a los mentados buses del sistema Transantiago.

La verdad es que a los buses en sí no les veo gran inconveniente (exceptuando el que se echen a perder con muchísima más frecuencia que los antiguos buses amarillos, que los choferes frenan al estilo del Tagadá - y uno sale volando del mismo modo - y que no pasan nunca....nunca!) Sin embargo, de a poco la empresa se dio cuenta que no habían paraderos que le hicieran justicia a sus flamantes buses, y decidieron generar infraestructura digna para sus preciosos usuarios.

¿Y qué sale como solución?
Una estructura hostil, de formas agudas, picos extraños que no se explica uno qué tiene de estético, de funcional o siquiera de congruente con los buses o el entorno que le rodea. Alguien trabajó ahí, y no le puso amor al proyecto, parece.
El otro día iba yo comentando esto mismo con mi novia. Es curioso, por decirlo menos, que en una ciudad hostil por naturaleza, estresante, vayan y usen ángulos y líneas rectas, como si fueran formas geométricas hechas al azar. Las formas angulosas casi siempre llevan a un mensaje dinámico, pero frío, hostil, no humano. Eso me han dicho, al menos.

No soy diseñadora de espacios, ni industrial, ni mucho menos, pero así de buenas a primeras ¿realmente esas formas aportan o embellecen Santiago?

-_-