lunes, diciembre 11, 2006

En las mil paredes de la casa

Es un período de crisis en la casa. En cierta forma hemos estado mucho peor, en el sentido de que la salud nos hacía las finanzas imposibles, la abuela con su genio nos atormentaba a todos, y mi vieja sabe que, aunque ya esté muerta, siempre fue así.

La Navidad, el calor, los problemas de plata, partidas, llegadas, fechas límite y mis monos extraños y ¿globales-locales?, las ilustraciones que forjo cada día para poder argumentar con más fuerza que merezco ser titulada como diseñadora. O como dice Jota, disoñadora. Esa palabra promete más que muchas cosas, más que la independencia o más que un trabajo bien pagado.

Esta vez quería escribir un poco más acerca de cómo se perfilan las fiestas en la casa Contreras-Naturali, pero realmente no sé qué demonios vaya a pasar: mi madre habla de reservas de cenas navideñas, Elisa habla de estar en su casa del norte con los papás, como corresponde y yo hablo de intentar no pensar en la abuela, la ausente abuela que le quita el aliento a mi madre.


Habrá un vacío gigante para estas fiestas, no quepa duda. Y quisiera borrarlo de las paredes de la casa, pero es difícil.

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