Una vez una amiga mía dijo "la ausencia se genera porque el sistema acapara las vidas como productos", y cada vez llego a pensar más como ella.
Nunca he sido amiga de pensar en "el sistema", como el eterno mal y enemigo impuesto por la masa que conformamos todos. Jamás me he guiado por ideales de tipo "yo voy contra el sistema porque es genial", o "voy contra la corriente porque a mí nadie me entiende", porque no me sirven esas proclamas: siempre he tenido una especie de suerte gigante, una estrella secreta que permite que o bien no me dañe demasiado, o no considere lo que el resto vocifera como un abuso, manteniéndome casi indemne, tranquila, y hasta afortunada, dentro de mis exigencias.
Sin embargo, ahora solidarizo un poco con la idea de que el famoso y nebuloso sistema sí nos toma como productos. La ausencia, como falta de algo, como la multiplicación por cero de lo más primordial, sucede, y aunque uno pelee porque no ocurra, socava amistades, genera mentiras piadosas y ridículas y causa cansancio crónico, que es ése que no te deja soñar ni despierto.
Es mucho, si en mis escasos sueños se cuela mi jefe, hablando de originales para imprenta, si un antiguo cliente me pide que le replantee un logo y al despertar, veo que las horas de sueño corrieron como velocistas, sin poder ni besar a mi novia o sin poder acariciar a mi madre.
¿Y qué demonios es el sistema, entonces?
Pues es lo que somos todos, en distintas proporciones, en conjunto, son nuestras leyes, nuestras formas de ser, borrosas y mezcladas, junto a los residuos de los errores previos, y los éxitos también. Uno puede quejarse del sistema, pero además puede interpretarlo a su modo, puede torcerlo, puede esquivarse como un montón de caca en el camino, o aprovecharse de la promoción del minuto. La idea no es tomarlo tal y como venga, como la mayoría de las cosas de este mundo, hay que saber tomarlo.
Por ahora, mi meta es tratar de hacer todo lo que quiero, de la mejor forma posible. Claro, entre esas cosas hay elementos no deseables, pero supongo que mi buena estrella (o mi padre, cuidándome desde un plano invisible) no dejará que me afecten mucho. Después de todo, una parte del sistema la conformo yo, algo tendrá que cambiar.
Culpar a los sistemas de cosas como generar ausencia por cómo se nos representa en él es como que un pájaro culpe al viento por soplar demasiado fuerte y arrojarle contra una pared. Y la verdad, esa analogía es bastante mala, por el simple hecho de que no importa cuántos pájaros se unan nunca cambiarán el viento, en cambio si suficientes humanos se unen, el sistema cambia.
ResponderBorrarEntonces el punto no radica en como tomarlo, si no en darse cuenta de la propia responsabilidad sobre la parte del sistema que le atañe a uno. El sistema existe (y funciona) porque todos vivimos en él, y sin embargo, cada uno de nosotros puede doblarlo allí donde le sea conveniente. Por ejemplo? en el "sistema" es malo estar desnudo (no me creen? salgan a la calle sin ropa a ver cómo los miran... Por muy hermosas o hermosos que sean, la mayoría les mirará mal) y sin embargo si estás desnudo en tu casa no importa un comino. Qué significa esto? el sistema no es un monolito de piedra que hay que quebrar, el sistema es más como el agua. La necesitas para vivir, pero si bebes demasiada, te mueres.
... Resultó apropiada la palabra "tomar", no?