jueves, diciembre 28, 2006

La Navidad en otro mundo - monotemática

Parafraseando la canción de Fangoria, "En otro mundo", pasé la Navidad pensando en impresiones, en trazados, en incrustar fotografías en un documento freehand y mirando de vez en cuando mi shinai (espada de bambú con la que se practica kendo) en un rincón de la pieza, sin ser tomado con la propiedad, la ceremonia y la disciplina que corresponde.

Para el caso, además fui a otro mundo a celebrar la Navidad. Uno de los hermanos de mi madre nos invitó a celebrar una cena navideña con ellos y con sus cuñados, y sus hijos, y los hijos de los hijos. La cosa es que había primos, no primos, relativos y adjuntos desde 25 años hacia abajo (yo la de 25....a mucha honra). Los más chicos tenían algo asi como 5 años, y estaban felices con unos computadores para niños, de esos Vtech, que les enseñan letras y números.

Y la cena fue exquisita, para otros, no para mí, porque el puré de manzanas con papas a la crema todavía me producen náuseas. Era lindo ver a toda gente reunida, a mi madre sentada al lado mío con cara de "yo no tengo idea qué hacemos acá, pero me como toda la comida", y yo pensando en la abuela, que si hubiera estado viva no habría querido ir a "esas lejuras" (mi tío vive en el Arrayán, Lo Barnechea, y yo vivo en San Bernardo, calcule usted...), que no hubiera querido que la vieran en silla de ruedas, que se hubiera molestado con sólo imaginar a la tía Marcela ahi diciendo "no te lo pueoh' creer.....gaiah!". Pero no estaba, y aunque quise decir algo en su honor al momento de iniciar la cena de Navidad, ya todos habían empezado a comer.

Esa noche de Navidad fue un buen resumen del cómo-hacer con una familia diversa, una cena abundante, una nana peruana que daba gracias a Dios por sus regalitos, y niños que gritaban por todo. Llegamos a casa temprano, mi madre recibió sus regalos, yo los míos, y después, a dormir simplemente. Y yo a conectarme a internet.

Ahora faltan pocos días para el Año Nuevo. Quiero salir a festejar de algún modo, pero el presupuesto y la lejanía no hacen mucho por ayudarme. La verdad es que tengo que concientizarme con el discurso de diseño que tengo que enarbolar gallardamente ante la comisión de título, y sigo preparando archivos, presentaciones....todo eso. No tengo cabeza para festejos.

Porque, como dije de nuevo, estoy en otro mundo, físicamente, mentalmente, oníricamente.
Y me cuesta volver al real.

lunes, diciembre 11, 2006

En las mil paredes de la casa

Es un período de crisis en la casa. En cierta forma hemos estado mucho peor, en el sentido de que la salud nos hacía las finanzas imposibles, la abuela con su genio nos atormentaba a todos, y mi vieja sabe que, aunque ya esté muerta, siempre fue así.

La Navidad, el calor, los problemas de plata, partidas, llegadas, fechas límite y mis monos extraños y ¿globales-locales?, las ilustraciones que forjo cada día para poder argumentar con más fuerza que merezco ser titulada como diseñadora. O como dice Jota, disoñadora. Esa palabra promete más que muchas cosas, más que la independencia o más que un trabajo bien pagado.

Esta vez quería escribir un poco más acerca de cómo se perfilan las fiestas en la casa Contreras-Naturali, pero realmente no sé qué demonios vaya a pasar: mi madre habla de reservas de cenas navideñas, Elisa habla de estar en su casa del norte con los papás, como corresponde y yo hablo de intentar no pensar en la abuela, la ausente abuela que le quita el aliento a mi madre.


Habrá un vacío gigante para estas fiestas, no quepa duda. Y quisiera borrarlo de las paredes de la casa, pero es difícil.