Vivimos en un mundo, una ciudad llena de prisas, de motores, de humos distintos, tóxicos. Santiago es una de las ciudades menos amables con sus habitantes, no así con sus turistas. Quienes vivimos en esta cuenca cercada por las montañas, sabemos que los sistemas de transporte jamás estuvieron bien pensados, y que la propia población es la que determina el crecimiento terrorífico del parque automotriz y de barrios e industrias.
Así mismo es como la propia población es capaz de generar un cambio, esta vez, para bien: el movimiento de ciclistas urbanos en Santiago lleva al menos 20 años con esta idea de cambio, y digo al menos debido a que mi ignorancia seguramente impide que vaya más allá en este ámbito (por ahora). Los Furiosos Ciclistas surgen de los labios de un visionario, el abuelo de la bicicleta, el Barón Karl Von Drais, que al morir pronuncia la frase "Vivan los Furiosos Ciclistas!" en español, tal vez viendo lo que sucedería cada día en las calles de todo el mundo, unos 150 años después.
"Somos caleta, andamos en bicicleta", gritamos en cada cicletada, en masa crítica, rodando por las calles, dejando parado el tránsito. Es que no hay otra forma de hacerse visibles. De Furiosos, muchxs ostentan el título completo, otrxs, como yo, sostenemos con una sonrisa la aventura de pedalear al lado de las grandes bestias humeantes y malolientes que son los autos, las micros y los camiones.
Yo prefiero llevar con valentía una sonrisa y un "permiso" a flor de labios, para no caer en ese terrible ejercicio que es perder la amabilidad, el gesto humano para con otros. Santiago no es amable, es cierto, pero podemos cambiarlo, con pedales, con gentileza, respeto y conciencia de que no estamos solos en las calles.
Son 200 cicletadas del primer martes de cada mes que se han cumplido de la mano de Furiosos Ciclistas y la Masa Crítica, junto a todas las partículas pedaleras del gran Santiago, y del país entero. No existe un solo actor, privilegiado, sobre el marco y el sillín: somos miles, y todos vamos en la misma dirección; queremos un mundo mejor, queremos un buen Santiago, una ciudad más humana, queremos disfrutar de la bicicleta sin más ambición que ser felices, o tratar de serlo.
Felices 200 cicletadas, a todxs lxs que pedaleamos, y lo hacemos con gusto.
Buen artículo, la planificación, fue un verdadero fiasco, Pedro de Valdivia no se imaginó cuando fundo, en el cerro Santa Lucía la ciudad, que años más tarde, sería un caos....Creo que elemento más reciente que provocó este colapso total fue el hecho de centralizar el país en la ciudad de Santiago, no solo porque se reguló poco a las industrias, así como por otro lado un elemento que jugo como actor fundamental a esta problemática fue el crecimiento del parque automotriz.
ResponderBorrarSe construyó un imaginario colectivo con la idea de que lo que mejor era vivir en esta urbe y que finalmente se acuñara como resultado el concepto ciudadano de que "Santiago es Chile"...Esto generó por ende a un ser bastante egoísta, que tiene mucho que ver con la poca voluntad de hacerse cargo, de esta problemática, creo que la mirada silenciosa y visionaria del movimiento ciclista aún es una perspectiva sobre la ignorancia o más bien el desgano de pensar que existe un futuro y que no vivimos en un mundo inmediatista, claramente esta manera de ser del ciudadano de la capital no tiene que ver solo con los conceptos anteriormente nombrados sino que van de la mano con elementos netamente históricos, influenciados por la idiosincrasia y constituye también en parte a nuestra radiografía política conservadora, en la cual se mira a los sujetos que quieran cambiar su entorno(como hippies o netamente como sujetos medios "izquierdista", siendo que no sean ni uno ni lo otro)...
Saludos Pilar!!