martes, noviembre 27, 2007

Trozos, no más.

Una sonrisa perdida
en una foto amarilla.
Uno pedazos de recuerdos
con el afán propio
de un desmemoriado.

Un automóvil antiguo
en una tierra anónima
conducido por un rostro perdido
bajo un techo oscuro
Es obvio que nunca lo vi en persona,
mi padre era un ser dual.

Un gesto de hace veinte años
plasmado en granos de plata
transformado en estrellas
que brillan catódicamente.
(Me preguntan si ésa es mi madre)

Una mano que acaricia
una estatua lejana
con glorias selváticas
(en ese momento yo
aún no existía)

Pastos, pinos,
alerces, motores, ruedas, óxidos
y una mirada fugaz al lente.
Todo se ha convertido en trozos,
de pixeles,
de pigmentos,
de luz en papel,
de memorias hechas por otros.

Un haz de luz
frente al hotel,
hace casi treinta años,
en un pasado de almíbar.

Y yo sigo tratando
de recolectar los trozos
de mi familia.

2 comentarios:

  1. Anónimo1:34 p. m.

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  2. que termine guendi este año i el hotro ce muestre pulento pa las poecias

    cogollo el feros

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