sábado, febrero 10, 2007

Transantiago: los que deben irse


Cuando entré a estudiar a la Universidad, recuerdo que, como muchos estudiantes que viven lejos de sus casas de estudio, tuve que planificar mis viajes, considerando transbordos, uso del metro, de las micros, del metrobús y todo.
Después de ver cómo me robaban entre tanto transbordo (claro, como yo era despistada como un pájaro nuevo), descubrí que había un servicio de buses que si bien era más caro que las micros amarillas normales, y que no se podía pagar pasaje escolar, era limpio, tranquilo, uno se iba sentado y no llevaban mucha gente de pie (por una cosa de seguridad propia). Eran los Expresos, el E28, el E25, el E30, y el Pullman, que conectaban San Bernardo (donde vivo) con la capital en forma fluida y segura.
Viajé por este medio durante cuatro o cinco años en forma asidua, prácticamente todos los días estuve esperando en la fila para irme segura a casa, hubo varias escenas extrañas y sentimentales en esa garita de buses, conocí a gente extraña, pintoresca, a los vendedores de helados....a la familia completa que atendía el kiosko de confites y bebidas. Dormí horas extra en sus asientos, en invierno y verano, muchos amigos me fueron a dejar allá cuando debía viajar a casa, incluso mi actual novia.
Y con esto del Transantiago, resulta que el servicio debe cerrar sus puertas y vender sus máquinas al sistema imperante. Llevan más de 30 años sirviendo a un público que, como la mayoría, valora la seguridad y la comodidad, pero ahora ya no van a correr más.
Ayer viajé por última vez en un expreso, el de siempre, el E28. Siempre preferí pagar demás por irme tranquila en un asiento en buen estado, sin paredes rayadas ni ladrones. Ya no hay más.
Definitivamente, esas personas se quedaron sin trabajo. El heladero, los choferes....casi todos, hasta el gato del kiosko. Y el Transantiago, en vez de contemplar más ramas externas semejantes a estas, las está absorbiendo y convirtiendo en pro del sistema caótico y "moderno" que comienza a implementarse hoy, previa promesa de gratuidad del servicio durante tres o cuatro días, o algo así.
No, no me gusta esta situación, pero me imagino que una vez que viva en Santiago (abril? mayo?), poco me importarán los Expresos.
Sin embargo, los Gatobuses Verdes siempre van a estar en mi recuerdo, como buena ñoña que soy.

1 comentario:

  1. Anónimo3:50 p. m.

    Hola amiga, hace un tiempo que te leo pero nunac te habia dejado un comentario. Hoy me anime solo para saludar y decirte que me ha gustado mucho tu poema. A veces, en la simplicidad de las palabras se halla lo hermoso.
    Muchos Saludos.

    P/D ah, y feliz dia del amor, la amistad... o lo que quieras. :p

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