jueves, octubre 20, 2011

SUDALA 2011: sudándola en el Design Room.




Debo admitir que, cuando recuerdo mis años de universidad, se me viene a la mente el “Manifiesto para el crecimiento” de Bruce Mau, por entonces (y aún), un maestro-gurú a seguir en la clase de taller, y en el ejercicio diario de la disciplina de diseño.


Uno de los puntos de su manifiesto dice “No participes en concursos en busca de reconocimiento. Simplemente no lo hagas. No es bueno para ti.”. Recuerdo que se me quedó bien grabado eso, hasta cierto punto. Cada vez que iba a participar en un concurso con un tufillo de ego saliendo de mi boca, salía a paseo la frase, y terminaba sin postular a nada.



No fue el caso del Design Room. Ni sé aún por qué lo hice, pero lo hice.


En una iniciativa totalmente novedosa, Adobe y SUDALA decidieron hacer un llamado a los diseñadores y creativos chilenos para que dieran solución a un brief entregado por Adobe, primero seleccionando a 15 personas y luego escogiendo de ahí al que mejor cumpliera el encargo.

“Seguro no me escogen”, pensé, al mismo tiempo que enviaba mi portafolio y mis fundamentos, olvidándome un rato del señor Mau.

Para el caso, fui escogida junto a 14 personas más, entre las más de 300 que enviaron sus trabajos. Cuando me enteré fue bien emocionante, pero resultó aún más intenso cuando estuve allá mismo, con mi computador, y los demás concursantes.

ahí todo se veía ordenado...después quedó la embarrada.

El Sebastián (@frankenstian)

Ahí conocí a Nicole Martin, marketing manager para la región de Latinoamérica de Adobe, quien nos entregaría el tan esperado brief. La circunstancia misma era para que a una le diera, por lo bajo, un cosquilleo en el estómago: estábamos en una especie de Reality, en una sala transparente, a la vista de todo el mundo, mientras durara SUDALA, allá en Chimkowe.

“El brief está en el pendrive, junto a los templates y los logos” dijo Nicole, y nos entregó la información. El requerimiento era una línea gráfica corporativa para Adobe, bajo el concepto de “Changing the World through digital experiences”. Había que aplicar la gráfica a varias piezas, como cuadernos, un poster, skins para artefactos electrónicos…

El resto, a partir de ahí, fue un gran quebradero de cabeza. Pasaron horas en la sala en que no volaba una mosca, la tensión era evidente: pocos pillaban la idea “perfecta”, y muchos salían a fumarse un cigarrito buscando inspiración.

Porque, oh horror, no había acceso a Internet en la sala.

Algunos sufrieron más que otros con esa condición, las horas pasaban por igual y el tiempo en el primer día se iba agotando.

Al llegar la hora final del viernes, todos nos retiramos del centro de eventos con algo más concreto en la mente, para poder continuar al día siguiente, a las 9:00 am. Personalmente, tuve que llegar a bocetear con papel y lápiz gran parte de la solución que llevaría a cabo en mi computador, unas horas después.

Ese día sábado fue el lado B de la experiencia: todo era 100% producción, mucha tensión, y una cantidad no menor de ojos observadores a través de los cristales de la habitación.

¿Yo? Ya había logrado pasar lo peor. Los nervios estaban ahí, pero no como cuando sientes que eres presa de la incertidumbre. Ahora el objetivo era distinto: había que pasarla bien, así de simple.

Finalmente todos entregamos los originales digitales a eso de las 14:30 del sábado, según lo acordado. Fue entonces cuando pudimos disfrutar más de SUDALA como asistentes, y no como parte del espectáculo. Personalmente me divertí pintando una máscara (con pinceles, pintura, sentada en el suelo…), con la satisfacción que entrega el haber terminado bien un trabajo.

La máscara
Y no, no gané. En el escenario, todos muertos de la risa, celebramos a Fernanda, la ganadora, y ahí terminó todo para los que no ganamos, aparentemente.

Con una experiencia tan única, trabajar un brief para Adobe, conocer profesionales y estudiantes talentosos y simplemente entregarse a la diversión de crear sin límites reales fue el mejor premio.

¿Que si me hubiera gustado ganar? Claro que sí, ¿a quién no? Sin embargo, saco en limpio algo grande del evento, y es que haber sido seleccionada por mi trabajo fue un reconocimiento pasajero, pero significativo. Los chicos de SUDALA que estuvieron ahí, cuidando que el concurso transcurriera en orden (Manuchis, y Nolo) hicieron aún más grato el momento, y eso también forma parte del premio mismo…

Parte del equipo de Adobe y SUDALA revisando material audiovisual, y las entregas de los concursantes.

¿Volveré a concursar en alguna otra cosa, contrariando de cierto modo al señor Bruce Mau? Puede que sí. Y es que es bueno a veces sentir esa adrenalina de la competencia, y ese placer simple que te da tu trabajo cuando realmente te gusta, y que al final del día, te hace sentir más grande y también, más feliz.

(Por cierto, les muestro la propuesta que hice...)






La portada del cuaderno, y cómo debiera verse por detrás.


¿se serviría un cafecito?