Una de las campañas que tuve que hacer en el último tiempo, aparte de funcionar como un apoyo constante para las últimas ediciones impresas de La Nación Domingo, fue tratar de llevar a la mente de los clientes, de los lectores, la idea de que La Nación se estaba convirtiendo en Nación.cl, una completa plataforma de noticias, interactiva, muy ligada a las comunidades y a las redes sociales.
El paradigma nunca fue menor: aparte de hablar de un conflicto político (que en este caso no corresponde analizar), se habló hasta el saciedad del autosustentamiento del diario La Nación. No hablaremos de la Empresa Periodística La Nación, si no que sólo de su hijo más pequeño y menos rendidor, que con este gran paso tratará de mantenerse a flote. Se llevará a cabo un modelo de negocios bastante lógico, que ojalá resulte. Por eso, había que explicar este paso de papel a pixeles de algún modo.
En este caso, la campaña no llegó a buen puerto, al menos en el impreso. Hubo muchísimas correcciones, ideas, la colaboración de una publicista practicante, pero paradójicamente se dejó de imprimir el medio donde irían estos avisos, cuya idea era, a grandes rasgos, decir "Ahora somos digitales, estamos en la web, pero somos los mismos". Los avisos y las ilustraciones quedaron en el camino, y yo, recientemente desvinculada del medio, comparto con ustedes esta campaña sencilla y basada en el humor.
