Hoy no quiero sonreír
porque el simple hecho de hacerlo
me asquea.
Lo sociable de mi ser
hoy se convierte en púas.
Lamento los inconvenientes.
Minutos y horas, segundos,
sonidos, toques, sabores,
no tienen profundidad.
En realidad no lamento nada
si alguien sale herido
no es mi culpa.
Hoy merezco no estar,
no ser percibida,
y ni siquiera que me hablen.
Hoy no soy yo,
o tal vez sí lo soy,
finalmente, al 100%.